agosto 20, 2007

No lo pierdas


La historia de la vida nos enseña que, si utilizamos lo que ya tenemos, recibiremos más.
Lo opuesto también es verdad: Sino lo utilizamos lo perderemos.

No hay tal cosa como buena suerte, mala suerte o designios astrales.

Si creo que Dios bendice al que con sencillez de corazón suplica con humildad ante el trono de la gracia.
Y tambien creo en las consecuencias naturales de nuestras decisiones, acertadas o erróneas.


Fuera de ello, todos fuimos maravillosamente diseñados por la mano divina, y equipados en medida abundante con todo lo necesario para ser felices y alcanzar el éxito. Cualesquiera que sean las circunstancias en que nos tocó vivir.

No te permitas menos de eso, ni dejes que nadie te obligue a creer lo contrario.

Por ello es importante saber que, somos nosotros, seres creados a la imagen de Dios, dotados con la capacidad de pensar, soñar y sentir, quienes construímos con nuestras propias manos nuestro destino. Dia tras día.

Igualmente importante es tomar consciencia de que si bien se nos obsequió en media abundante la capacidad de crear nuestro destino, cada vez que dejamos de usar ese maravilloso don llamado voluntad, perdemos parte de ese don. Nos volvemos extraños para nosotros mismos. Enemigos de nuestra propia vida, juguetes de la vida, hojas llevadas por el viento.

La historia de la vida nos enseña que, si utilizamos lo que ya tenemos, recibiremos más.
Lo opuesto también es verdad: Sino lo utilizamos lo perderemos.





agosto 19, 2007

Oración


La noche en que Jesús fue tomado preso y llevado a juicio ante el sanedrín ocurrió un hecho triste y tambien revelador.

Recuerdan que él llamó a sus amigos más íntimos con un motivo:
Les rogó que oracen con él.

Esa era su última noche junto a ellos antes de ser embestido por la furia del mal. Cierto, Jesús es Dios, pero tambien hombre; y en su condición humana realmente anhelaba la compañia de sus amigos.

"Mi alma está muy triste, hasta la muerte, quedaos aquí y velad conmigo"... -palabras llenas de angustia. Ansiosas de sentir la respuesta fraternal.

Fue un hecho real que Jesús extendió en ese momento su mano trémula en busca de la calidez de sus allegados. Y en respuesta recibió el silencio de la soledad y la frialdad del vacio.
Porque sus amigos dormían.

Otra vez suplicó. "Orad por mí".
Y otra vez recibió la misma respuesta: Soledad y vacio.
Porque sus amigos dormían.

Una tercera vez. Una tercera petición. Siempre la misma respuesta.

¿Qué se hace cuando los amigos fallan y las circunstancias son adversas?
¿Confrontarlos? ¿Reprocharles su proceder?¿Arrinconarnos a llorar nuestra suerte?

¿Qué hízo él?

No dejó que su alma se contaminara con el espíritu de la amargura.
Fue en busca de aquél que no falla.
El que nunca duerme.

Aquél cuyas puertas celestiales siempre estan abiertas para sus hijos, y cuyos oídos siempre estan atentos a su clamor.

"¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra". Sal. 73:25


Los amigos suelen fallar. Aún nuestros más allegados. No los culpes.
Las circunstancias son fluctuantes. Como arenas movedizas. No dependas de ellas.

Si has extendido la mano y en respuesta recibes el silencio de la soledad, la frialdad del vacío...

No llenes tu alma de amargura. Extiende tu mano. La mano de la fe hacia las alturas.
Sentirás la tibia mano de Dios, sosteniéndote, con la diestra de su justicia.











agosto 10, 2007

La libertad de elegir




"Mi madre no dio a luz un facaso. Ella dio a luz un niño (a)".
Guardemos eso en el corazón.

Cada minuto, nacen miles de niños en todo el mundo.
Pensemos en ello, no nacen doctores, ni presidentes, ni abogados. Nacen niños.

Lo curioso es que nacen niños, pero mueren doctores, maestros, etc.
¿Que quiere decir?
Que lo que seamos o hagamos con nuestra vida después de nacer, es elección propia.

Por años crei que lo que todo ser humano en esta tierra llegara a ser, se lo debia a su entorno, a la influencia de sus padres o personas que le rodean.
Hay algo de verdad en ello.
Pero la verdad plena es que, si bien el entorno, las personas y las circunstancias en que nos tocó vivir, influyen en nuestra vida, son las elecciones propias, tomadas día con día , lo que nos ha traído hasta el lugar donde nos encontramos.

¡Que gran verdad!
No somos el producto inerte de un capricho cosmico.
Somos la creancion fabulosa de un Padre celestial amante.

Un padre que al momento de otorgarnos la vida, nos otorgó también un presente de vida:
La libertad de elegir.


agosto 03, 2007

Habrás envejecido


-A los 100 años de edad Tesichi Igarish subió el monte Fuji en Japón.
-A los 100 Martha Willie una indígena norteamericana del estado de la Florida, se convirtió al cristianismo y transformó su Villa en hogar para niños de la calle.
-A los 97, Erwin Jaskulski es el campeón mundial de carreras cortas entre las personas de edad avanzada.
-A los 94 años Leopoldo Stokowski firmó un contrato para grabar por los próximos seis años.
-A los 90, Eamon de Valera fungió como presidente de Irlanda.
-A los 90, Arturo Rubenstein y Pablo Casals todavía presentaban sus conciertos ante multitudes.
-A los 84, Alejandro Graham Bell inventó el teléfono.
-A los 67, Leo Tolstoy aprendió a correr bicicleta.
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El día que dejes de ver la vida con ojos de ilusión y corazón dispuesto, sin importar la edad que tengas.... ese día habrás envejecido.

Lo creas o no, el tiempo nos hace más sabios, más nobles, más reflexivos... y más fuertes.
Moisés tenia la edad perfecta en el gran plan de Dios para liberar a su pueblo.

Busca en el libro sagrado y te sorprenderá saber cuánta gente fue llamada por Dios a una edad avanzada.

No es la edad el factor determinante para ser llamado por Dios por supuesto, más bien es la disposición de un corazón deseoso de servirle.
Pero muchas veces, es en la madurez de la vida cuando adquirimos la sabiduria para reconocer nuestra dependencia de Dios y el valor para avanzar a su llamado en cualquier área en la que nos halla tocado vivir.

La vida se acaba para nosotros cuando el corazon da su último latido y los pulmones su último respiro.
Pero para muchos termina antes, cuando el corazón deja de soñar.

El día que dejes de ver la vida con ojos de ilusión y corazón dispuesto, sin importar la edad que tengas.... ese día habrás envejecido.

Libera la fuerza


Hace varios años se descubrió petróleo en la propiedad de un viejo indio que vivía en Oklahoma. Durante toda su vida, el indio había sido muy pobre, pero el descubrimiento de petróleo lo transformó en un hombre muy rico.
Lo primero que hizo fue comprarse una gran limusina Cadillac.

Todos los días iba al pequeño poblado vecino ganadero, caliente y polvoroso de Oklahoma. Deseaba ver a todos y que todos lo vieran a él. Se trataba de un viejo muy sociable, de manera que al pasar por el poblado volteaba a derecha e izquierda para hablar con todas las personas que veía.
Es interesante que jamás chocó ni atropelló a nadie. Jamás dañó físicamente a alguien ni a las propiedades . La razón era simple: frente a ese hermoso y grande automóvil, había dos caballos que lo estaban jalando.

Los mecánicos de la localidad afirmaban que el motor del auto no estaba descompuesto, pero el viejo indio jamás aprendió cómo insertar la llave en el interruptor pare encender el motor.

¿Comprendes el mensaje?

Dentro del auto se encontraban cien caballos, -dispuestos, listos,capaces y ansiosos por arrancar,- pero el viejo utilizaba solo los dos caballos del exterior.

Muchas personas cometen a menudo el mismo error: Buscan fuera dos caballos para tirar las riendas de su vida, cuando dentro tienen más de cien.

Dios quizo decirnos algo al crearnos "poco menor que los angeles y coronarnos de gloria y honra" Sal. 8:5

Si bien es su poder lo que nos habilita para ser lo que somos y tener lo que tenemos, el colocó en el interior de cada uno de nosotros más de cien caballos de fuerza mental y espíritual, que asida de su guia y bendición, se transforma en fuerza que transforma.
No te permitas menos que eso.

Ir por la vida siendo jalado por sólo dos caballos bien podría llevarnos a algun lado. Pero cuanto más podría ocurrir su liberamos la fuerza que El colocó sabiamente en nuestro interior.