abril 04, 2007

...SOLO VEN

¿Qué le dirás a tu padre, cuando vuelvas a casa?

¿Qué podrías argumentar a tu favor, si todo apunta en tu contra?

Tomaste la determinación de marcharte del hogar.

Exigiste una herencia que no era tuya por derecho aun, y la despilfarraste.

Te marchaste lejos, muy lejos del hogar y dejaste un corazón lastimado.

El de tu padre.

Viviste como creíste. Hiciste cuanto quisiste.

Pero…

Se acabó el dinero.

Se acabó el vino.

Y se fueron los amigos.

Buscaste ayuda.

Terminaste apacentando cerdos.

-Ellos viven mejor que yo- Murmuró tu corazón.

Por las noches lloraste. Recordando al pobre viejo que te rogó con lágrimas que no te fueras. Recordando sus suplicas y su mirada triste cuando cruzaste la puerta.

Espera.

El dijo algo entre sollozos cuando te marchabas.

-“Este es tu hogar hijo, vuelve cuando te sientas solo”.

“Este es tu hogar”…

Lo que tu alma no pudo encontrar mientras vaciabas tus bolsillos: un lugar cerca de su corazón.

“Hijo”…

Lo que nadie te brindó jamás: la certeza de su amor.

“Vuelve”

Lo que no podrías esperar de alguien a quien dañaste con tu actitud: Su perdón.

“Cuando te sientas solo.”

Lo que sientes ahora, precisamente.

Te has levantado.

Tomaste tus pocas pertenencias y tus mejores argumentos para convencerlo de que por lo menos te deje pasar la noche bajo su techo. De que por lo menos te dé trabajo en su finca como uno de sus jornaleros.

Mientras más te acercas al hogar más fuerte late tu corazón, lleno de sentimientos encontrados.

“Vuelve por donde viniste”- te dices a ti mismo.

“Continúa, el te recibirá” –te susurra el recuerdo de su amor por ti.

Alguien viene a encontrarte.

¿Será uno de los siervos de tu padre? Tal vez mandó a decirte que no eres digno de ver su rostro. Que te marches de su finca. Y tendría razón.

¿Será tu hermano mayor? Tal vez viene a reprocharte tu actitud y a pedirte que no enlodes más el nombre de la familia. Que te vayas. Y tendría razón.

Mira quien viene.

¡Es tu padre!

A lo lejos oyes su voz quebrantada de emoción: -“¡Mi hijo ha vuelto, mi hijo ha vuelto!”

Viene corriendo a tu encuentro con los brazos abiertos y un corazón lleno de ternura y compasión.

Cuando por fin están frente a frente, aclaras tu garganta. Quieres decir algo acerca de trabajo, hambre, jornaleros, pero el no te deja. Cubre de besos tu piel marchita. Abraza tu cuerpo enfermo. Acaricia tus cabellos sucios. Y llena de paz tu alma triste.

Hay una sonrisa en sus labios, lágrimas en sus mejillas y gozo en su corazón.

Ropa nueva, el anillo de la familia, alimento y fiesta para el hijo que estaba muerto y resucitó. Estaba perdido y fue hallado.

¿No lo entiendes?

No intentes entenderlo.

Así es tu padre.

Así es la gracia.

Así es Dios.

No intentes entenderlo.

Sólo ven. (Mat. 11:28)

2 comentarios:

JAQUELINNE dijo...

hoy he encontrado .a un hombre .maravilosa .persona rica de espiritu.quien me dio mas ganas de seguirte mi buen jesus...raul te felicito.....DIOS ESTA ....CON NOSOTROS......

Proskunneo dijo...

Siguelo Jaquelinne siguelo.
No pierdas de vista a tu Salvador y no pierdas de tu corazón la sencillez de tu espíritu. Gracias por tu amistad.