Como un desván lleno de cachivaches, así es nuestra alma sin Dios.
No hay orden. No hay paz. Un revoltijo de sueños frustrados y recuerdos dolorosos. Un cuarto oscuro, abandonado y frío.
Las ventanas están cerradas a la luz del sol y el ambiente húmedo hiela sus paredes.
Pensamos ser felices bajo nuestras propias reglas y bajos nuestros propios deseos. Pero sin El no es posible serlo. Por lo menos no realmente. Solo acumulamos cachivaches y trebejos en el corazón. Cosas sin valor que solo ocupan espacio y se unen a los miles de objetos polvorientos que yacen en un rincón sin utilidad alguna para nosotros.
Cuando pequeño, en más de una ocasión mi madre me puso a sacudir el viejo cuarto donde se guardaban las cosas inservibles que alguna vez arreglaríamos o que por lo viejo ya no eran útiles pero que guardábamos para ocuparlas mas adelante. Entrar a ese lugar sin vida me daba miedo: herramientas que nadie usaba, muebles sin barniz, juguetes mutilados. Cosas sin utilidad. Oscuridad y frío. Vacío y soledad.
Como nuestra alma sin Él.
Un recuerdo. Un cuadro de nuestra vida que el corazón guardó. Como una foto desgastada. Cubierta con un cristal roto que nada protege. Que para nada sirve. Solo estorba para ser realmente feliz. Solo lastima.
¿Qué se hace cuando se descubre que todo momento que se vivió lejos de su presencia es como un cuadro viejo abandonado en el desván?
Recuerdo que yo tenía lástima de tirar muchas de las cosas que ya era inútil seguir conservando. El carrito sin llantas. Los libros amarillentos y sin pastas. La ropa apolillada que nadie se ponía. Mis dibujos del kinder…
Pero llegaba mamá. Con ella no había trato ni negociación. Lo que servía lo dejaba. Y lo que no, terminaba en la basura. Así fue siempre. Ella tenía un sentido muy refinado para distinguir lo que era útil de lo que no lo era.
Así es Dios
Si lo dejamos entrar hará lo mismo que mamá solía hacer. Eliminara de nuestras vidas todo aquello que no sirva. Todo ese dolor. Toda esa vergüenza. Todo ese remordimiento. Y en su lugar dejará todo eso que él sabe que llenará nuestra vida de felicidad. Como su paz. Y su perdón.
Como un almacén lleno de cachivaches es nuestra alma sin Dios. No hay orden. No hay paz. Un revoltijo de sueños frustrados y recuerdos dolorosos. Un cuarto oscuro, abandonado y frío. Hasta que El llega y ocurre el milagro. Su amor lo limpia todo. El llenara ese dolido corazón de luz y felicidad.
Así lo prometió.
...Y lo hará. (Is. 1:18)
6 comentarios:
Asi anhelo que entre en mi alma y la purifique con su paz y su perdon. Gracias por este mensaje y que Dios te bendiga
Solo por Dios; seremos transformados;¡purificame Señor!.
Yo creeo en ti.
saluditos a todos.
Así es, sólo el puede transformarnos. Es Su poder y su Gracia. Gracias y saludos amigo.
"Asi anhelo que entre en mi alma y la purifique con su paz y su perdon"
Ese es mi anhelo también. Saludos.
Todos pasamos por momentos difíciles... momentos de prueba y de tribulación... momentos en que necesitamos saber que hay personas que oran e interceden por nosotros y por nuestras intenciones.
en la palabra de Dios encontraremos respuestas a nuestras preguntas, con fe y voluntad pide y se te dara, busca y hallaras.
todo cuanto pidas en tu oracion, cree que ya lo has recibido y lo obtendras.
por mas dificil que sea tu situacion q estes pasando no te sueltes de la mano de Dios el es el unico que te puede sanar de todo tus males y el unico que escucha sin condiciones.
Irma estoy completamente de acuerdo contigo en dos puntos:
En el acertado comentario que hiciste al cual no puedo agregarle nada porque todo esta dicho ahi, y en la correcion. Es muy cierto y muy justo. El credito te pertenece y yo lo equivoque. Mil disculpas y un abrazo.
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