julio 13, 2008


Solo existen dos cosas por hacer cuando las circunstancias nos golpean:
Maldecir la vida, y echar la culpa a Dios, a las estrellas, a los padres, a los que nos rodean...

O levantarnos con lo que nos queda y comenzar de nuevo.

Las dificultades son excelentes momentos para saber cuán fuertes somos. O cuán débiles.

Los problemas son el horno de Dios.
Ahi se forja el hierro del carácter y se limpian las impurezas de nuestra naturaleza caída.

Piensa esto:
Pueden las circunstancias robarte todo lo que te sostiene. Pero nunca la fe. No si tu no quieres.

Nadie, ni las personas ni las circuntancias puede hacerte sentir miserable sin tu consentimiento.

No busques rincones para llorar tu pena. Si tienes deseos de derramar lágrimas, hazlo.
Y despúes,
Toma lo que te queda
y has lo que puedas
en el lugar donde estés.

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