Cuando descubrimos la hermosura de Jesucristo, nada vuelve a ser igual.
Lo más atractivo que el mundo pueda ofrecer, pierde su brillo frente a Su fulgor.
El Apóstol Pablo lo dijo perfectamente:
"Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo," Fil.3:8
No hay comentarios.:
Publicar un comentario