El gravísimo problema de nosotros, los laodicenses, no es que seamos tibios, miserables , pobres, ciegos o desnudos. Somos todo eso como resultado del verdadero problema: hemos dejado fuera de nuestras vidas a Jesús. El amén, el testigo fiel y verdadero. Ap.3:20
junio 24, 2012
La diferencia
¿Qué hace la diferencia entre el que ha aceptado a Jesucristo como su salvador y quien aún no lo ha hecho?
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