Someterse completamente a Cristo. Que tengamos una guerra contra la cultura, que hagamos que las personas en nuestras congregaciones se sientan incorfortables, ternura y dificultad que mantenga a las personas en un balance. Un llamado hacia algo mayor, arriesgado y maravilloso. Algo como JESUS. Sal y Luz son un abrazo alegre al sufrimiento.
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