El gravísimo problema de nosotros, los laodicenses, no es que seamos tibios, miserables , pobres, ciegos o desnudos. Somos todo eso como resultado del verdadero problema: hemos dejado fuera de nuestras vidas a Jesús. El amén, el testigo fiel y verdadero. Ap.3:20
mayo 07, 2013
El es nuestra fuerza. La historia de María
y no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fortaleza. Neh. 8:10
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