El gravísimo problema de nosotros, los laodicenses, no es que seamos tibios, miserables , pobres, ciegos o desnudos. Somos todo eso como resultado del verdadero problema: hemos dejado fuera de nuestras vidas a Jesús. El amén, el testigo fiel y verdadero. Ap.3:20
abril 17, 2013
En Él. -Paul Washer
Esto es una verdad que necesitamos meditar:
Si nos compró a precio de sangre, no nos pertenecemos.
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